Pocos días antes de la boda, nos enteramos de que Kate se encargaría ella misma de maquillarse para el día de la boda. No nos sorprendió, ya que al parecer también lo había hecho para los recientes actos públicos, como el día del anuncio de su compromiso.
La decisión de la novia demuestra una confianza y un conocimiento de sí misma, de su rostro y en los cosméticos que usa, y que es admirable. Además para asegurarse de que todo vaya a salir bien, Kate tomó clases con una maquilladora profesional.
Ella es la protagonista de un “cuento de hadas”, la rigidez del protocolo le debe recordar que la boda es más del príncipe que suya. Estos pequeños detalles, que quizás puedan parecer tonterías, son señales de que ella tiene suficiente independencia y autonomía para adueñarse de su boda, que es el derecho de todas las novias.
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